Tuesday, May 08, 2007


VARSOVIA-SKÅNE


por Victor




Amanece en Scania. Las primeras luces del 7 de mayo desgarran la penumbra de este cuarto romantico en el primer piso de la casa de Inger. Todavia luchando para despejar los ultimos restos de los efluvios alcoholicos de la noche anterior, me levanto torpemente, tratando de no despertar a Aisha, bajo como puedo la estrecha escalerita de madera, y encaro para la cocina. El contacto de los pies desnudos contra el frio mosaico de la cocina termina de despertarme, y busco en la heladera el agua fria que completara el proceso.
De pie, semidesnudo y muy sediento, bebo avidamente, y al levantar la vista aparece la ventana de la cocina que da a los deliciosos campos del sur de Suecia.
Los colores gritan. Los campos de un amarillo furioso de la colza florecida contrastan con los panos verdes de las pasturas, tan frescos y luminosos que dan ganas de pastorear como un potrillo adolescente. Diversos cuadrados de colores tapizan los campos, en una suerte de gran tablero de ajedrez donde Dios juega con el destino de esos hombres serios, laboriosos, que pasaron de pobres a ricos en dos generaciones de campesinos.
Y es que nada de lo que abarca la vista es naturaleza pura. El trabajo de los hombres ha despojado el paisaje del caracter salvaje al que estoy acostumbrado en nuestras pampas. No hay yuyos, no hay bosta, no hay cardos ni espinas, no hay terrenos virgenes. Todo esta intervenido con eficacia y hasta con belleza. Animales criados solo en galpones climatizados, seguramente incapaces de soportar los terribles inviernos, casas de invariables tejados rojos, ausencia de alambrados, caminos bordeados de flores que mayo se encarga de embellecer, y una presencia humana siempre discreta, metodica, trabajadora y eficaz.
El paisaje se completa en las tardes con conejos salvajes, algunos ciervos y aves que despreocupadamente se aduenan de los campos alfombrados.
La casita, pequena, pero muy acogedora, esta sobre el camino que lleva a Lilla Beddinge, un villorrio muy pequeno, con su infaltable iglesia protestante y su cementerio adyacente, igual de cuidado y colorido que los campos que lo rodean. Entre las tumbas, unas ardillas corren y juguetean como desmitificando el caracter solemne y sacro que los hombres le adjudicamos a esos lugares. Estamos a 22 km. de Trelleborg, sonre el mar Baltico, donde estamos dando las clases de tango, y a 40 km. de nuestra vieja y conocida ciudad de Malmö, la joya de Skäne, la reina del sur de Suecia. Alli trabajaremos el 1,2, y 3 de junio, ya nos conocen y siempre somos bienvenidos.
La gringuita se desperto finalmente, y despues de su ritual mananero de estiramientos y ejercicios con rigor militar, atacamos el desayuno junto a la duena de casa, nuestra anfitriona, organizadora local y agente para toda Escandinavia: Inger.
Ella es sueca, y habiendo estada casada mucho tiempo con un espanol, habla muy bien castellano, por lo cual me libero de luchar con mi balbuceante ingles. Ella consiguio, coordino y organizo nuestra gira 2007 por Suecia, en 9 ciudades, de las cuales ahora estamos en la primera. Por una afortunada alquimia de la vida, tiene lo mejor de cada cultura. Es calida, generosa y espontanea, a la vez que seria, metodica y rigida para el trabajo.
Nos prepara un desayuno muy abundante y variado, con la intencion compartida de zafar del almuerzo y tirar hasta la noche, y cuando el aroma del cafe despierta mis ultimas neuronas empiezo una vez mas, a maravillarme por el lugar donde estoy, a sentirme afortunado por mi trabajo, por mi companera, y por todas las circunstancias que van constuyendo este periplo.



Periplo que empezo hace una semana, cuando Iberia nos arranco suavemente de Ezeiza para meternos en la secuencia Buenos Aires- Madrid- Londres- Varsovia. Tres aviones, tres esperas en aeropuertos y 25 horas despues, con el culo chato como moneda de 5 pero con el animo alto, mi cunado Andrzej nos recibio en el aeropuerto de Varsovia, que como no podia ser de otra manera, se llama Federico Chopin. De ahi a la casa de Leszek, otro hermano de la gringa ( aunque aqui en Varsovia el gringo soy yo) y el merecido descanso tratando de zafar del jet-lag. Al dia siguiente nos vamos para la casa de los padres de Aisha, en la concheta 4x4 ( Lexus) de Leszek, a 200 km. de Varsovia hacia el este, a un microscopico pueblito llamado Derewiczna, en la region de Podlasie.
Siguieron 3 dias de ambiente familiar, comiendo como una bestia, gastando la mesa de pin-pon con Tomek ( el tercer hermano de la gringa), corriendo un poco por los campos y bosques de por ahi, con ciervos, jabalies y hongos que remedan el bosque de los pitufos.
Este encuentro familiar es muy calido, y me tratan muy deferentemente, pero es todo en polaco, asi que me defiendo como gato entre la lena con el poco polaco que domino, pero igual cosecho desproporcionados elogios, toda vez que cuando la gringuita aparecia con algun punto en el pasado, siempre extranjero, no cazaba una el pobre tipo. Asi que ahora corro con ventaja. Bien, pasaron los 3 dias y debimos volver a Varsovia para tomar el avion a Malmö, y empezar a laburar de un buena vez.



Y aca aparece la primera sorpresa. Leszek tiene una empresa de eventos y meetings empresariales, con clientes bastante conchetos, y nos dice que el viernes a la noche, en Varsovia, esta organizando un evento-cena- meeting para Stroer, un empresa alemana de puta madre que hace publicidad en la via publica, en toda Europa.
Resulta que mi cunado nos "vendio" para la cena como pareja de tango, solo para amenizar la cosa, y habia para nosotros una montanita de euros, por bailar dos tangos y una milonga!
Cuando me desperte del desmayo, calcule cuanto es en Buenos Aires- es la guita con la cual la gringuita y yo vivimos unos meses, y no lo podia creer.
Pero lamentablemente teniamos pasaje sacado para el avion a Suecia el viernes a la tarde, pues el sabado nos esperaba Inger para nuestra primera clase en Trelleborg, Suecia.
Asi que como serios y profesionales que somos, puteando para adentro, declinamos la oferta.
No termino la cosa ahi: Leszek hablo con el cliente, y este le dijo que nos dejemos de joder con ese avion, que saquemos otro para el sabado a la manana, que ellos pagaban, por supuesto, y listo.
Y asi fue. El ticket que teniamos, cheap flight, pagado por nosotros, de 40 euros, lo tiramos. Y nos compraron otro de 300 euros cada uno, business class, unico possible, en SAS, para el sabado bien temprano.
Aparte obviamente Leszek se embolso unos euros mas para el, y yo me quede pensando como funciona este mundo, para que alguien gaste en total de unos miles de euros, para que yo baile un par de tanguitos mientras unos gordos gerentes de no se que, hablen entre ellos, fumen un puro, se escabien un Chivas Regal, y por de ahi de reojo, como al pasar, te miren un cacho y digan: Ah, si, tango argentino…que sensual!



Pero elucubraciones sociologicas berretas al margen, esa montana de euros tira mas que una yunta de bueyes, y el viernes a la cheno ahi estabamos, firmes como granadero el 9 de julio.
Un poco alejado del centro de Varsovia, hay un barrio de casonas de la preguerra, suerte de Palermo Chico milagrosamente salvado de las bombas nazis y rusas. Intuyo antiguos propietarios judios o familias bacanas desparramadas por la guerra. Hoy, 62 anos despues, florece el barrio como una zona de residencias, consulados, sedes empresariales y algun nuevo rico de esos que florecieron luego del comunismo como los hongos de Podlasie despues de la lluvias de abril.
Una de esas casonas hiperconchetas se llama Villa Rossina, en italica pretencion renacentista de sentirse un Medici. Los pisos de marmoles rosados pulidos hasta la demencia, candelabros de plata con mas velas que un entierro de campo, cristaleria de Bohemia, mesas de roble finamente tallados, y mozos muy educados y serviciales, comandados por un maitre mas eficaz aun, como corresponde a un evento de esa categoria.
Ahi se hizo el evento de Stroer. Leszek organizo todo el evento, alquilo la casa, el catering, musicos, sonido, luces, limusinas, bailarines, etc.
Todo estaba preparado, musica suave, mesas lujosamente dispuestas, los musicos listos, pero….no estaban los invitados.
Y entonces aparecieron: doblando la esquina, una caravana de 10 Mercedes Benz negros, brillantes y sobrios, conducidos por 10 choferes igualmente sobrios y discretos, pasaron a ocupar media cuadra frente a la Villa. Descendieron de ellos los 28 capi di tutti capi de las filiales europeas de Stroer, con trajes de varias lucas euros, con sus correspondientes mujeres, medio bagayos, y alguna que otra rescatable.
Todo tenia el aire imponente, poderoso, rayano en la soberbia, ejerciendo un poder que destilaba autosuficiencia, como si la comitiva de Bush o algun otro buchon de alto vuelo llegara al Capitolio y mostrara a propios y ajenos quien corta el bacalao.
Parecia el entierro de Don Corleone, para quienes vieron El Padrino I.
Los pescados esos se fueron acomodando en sus mesas y Leszek, maestro de ceremonias con su traje dorado hizo una pequena charlanga y nos presento ( nos vendio de Argentinos, viajeros con personalidad aparte de bailarines). Bailamos dos tangos, contestamos un par de preguntas en ingles acerca de que demonios es esa cosa llamada tango, y que tal Argentina y nuestra vida y nos encanutamos en el primer piso a al espera de nuestra proxima entrada, que seria la ultima.
Paso mas de una hora y media, y nadie se acerco siquiera a preguntarnos si queriamos tomar o comer algo. Por suerte le afanamos una jarra de jugo de naranja a los musicos flamencos que tambien actuaban esa noche.
Finalmente vino un timido ofrecimiento de tomar un vinito, cosa que aceptamos para despues del show, pero no comer y mucho menos en la mesa de los invitados.
Hago esta observacion, pues es muy comun la situacion de que los bailarines no toman ni comen nada antes del show, pero luego se aflojan las corbatas, se sacan los sacos, y se comparte con quien hasta hace poco rato era el publico la comida, la bebida, las risas y el baile tambien. Este no era el caso. Aca estaba bien claro quien manda y quien es el mandado. Al igual que los mozos, solo somos prestatarios de un servicio. Se nos paga por ello y punto.
Ni somos amigos ni fingimos serlo. Son las reglas del juego en este tipo de circulos y las acepto, despues de todo yo tampoco soy su amigo, y si estuve esa noche alli, fue por la guita. Normal.



Se acabo la noche y se acabo Varsovia. Todos contentos , nosotros tambien y Leszek nos llevo a casa para preparar las valijas, dormir 3 horas y rajar al aeropuerto donde un avion de SAS nos deposito, una hora mas tarde, en la bella capital danesa, Copenhague. Del mismo aeropuerto sale el tren que te lleva, cruzando el brazo de mar llamado Öresund, a Malmö, despues de solo 20 minutos.



Y aca otro choque cultural: Para sacar el pasaje de tren podes pagar en coronas danesas, coronas suecas, euros o dolares, pero el vuelto siempre te lo dan en coronas danesas, que es la mosca local. Como tenia encima billetes grandes de euros, dolares y zlotis ( moneda polaca) y para evitar que me den vuelto en coronas danesas que no me iban a servir para nada, resolvi cambiar en el mismo hall la exacta cantidad de guita para obtener el importe de los pasajes.
Toda esa informacion nos la dio la gordita rubia pecosa, muy danesa ella, que era la cajera de la boleteria, luego de hacer la cola muy civilizadamente.
A tal efecto la deje a Aisha en la cola, obviamente dejando pasar a toda la gente que venia detras nuestro, y me fui a buscar el banco dentro del aeropuerto para conseguir las putas 122 coronas que necesitaba.
Vuelvo con la guita en la mano sintiendome un danes hecho y derecho y pagamos los tickets.
Pero la gorda danesa primermundista nos recago a pedos por no hacer la cola!!
Pero, como? Si hicimos la cola, pacientemente, solo que no era logico hacerla 2 veces, no? Pues no!, pretendia que si la hicieramos de vuelta, y nos largo un sermon que endurecio bastante sus ojos increiblemente celestes, que aun bellos, no tenian una gota de sensualidad.
Mas parecia un guardia de la carcel que una senorita. A pesar de todo nos dio los billetes, y puteandola para mis adentros, nos subimos a uno de esos increibles trenes daneses o suecos que nos llenan de admiracion, verguenza y envidia cuando me acuerdo del Belgrano con que voy a veces de Aristobulo del Valle a Retiro.
Y cansados, pero contentos, pisamos tierra en el anden de la primera estacion sueca donde Inger nos esperaba con su coche para llevarnos al refugio en medio de la campina , en la dulce Skäne de mayo.
Proxima etapa: Höllviken-Helsingborg-Halmstad

1 comment:

Carlos said...

Comenzamos a viajar.

Arrancó el tour europeo,
punto de origen, Varsovia
y el tanguero con su novia
arrancan el ajetreo.
Llevan consigo el deseo
de amarrocar unos mangos,
trajes de lujo, tamangos
y los taquitos de punta,
la gringa y el gringo en yunta
sobre la orilla de un tango.

Dos tangos y una milonga,
quinientos euros los tres,
para tirar más de un mes
con la dieta de la Donga.
Ay cuanta plata mistonga
por mover el esqueleto
y yo que escribo sonetos
por el vicio de rimar
se me da por barruntar
que la pifié de libreto.

Todo el jet set de Polonia,
encolumnado a sus pies
y ellos que cuentan por diez,
con numeral parsimonia.
Babel de luz, Babilonia,
solar de Villa Rossina,
donde el gotán encamina,
su prodigioso aleteo,
con el bacán del Liceo
y la polaca argentina.

Destinos y peripecias,
siguiente parada: Suecia.

Abrazos y besos, según corresponda.