Sunday, February 27, 2011

BOLIVIA por Vic

Como cada año, iniciamos las series de Crónicas de viaje, esta vez no por lejanas latitudes polares, ni por ignotos parajes de extrañas lenguas, sino por una parte oscura y casi olvidada de Latinoamérica. Como siempre, habrá quien encuentre estos divagues interesantes, intrascendentes o insoportables: obrad en consecuencia! Aparecen en estas aventuras personajes de la 31, lo que para mi fue parte vital y enriquecedora de este yirar.

Las tres Bolivias

Hace unos meses, tuvimos la oportunidad de concurrir, por razones profesionales, al Festival Internacional de Tango de Arica, en Chile, pegado a la frontera con Perú. Había en ese festival delegaciones de varios países, entre las cuales estaba un Tango Club de La Paz, Bolivia. Entre tangos, empanadas y vinos chilenos, hicimos una nueva amistad con esa gente, y luego de ver nuestro show, nos invitaron a hacer un taller de tango y shows en Bolivia, cosa que me sonó bastante extraño, dados los prejuicios que uno tiene respecto a ese país. Pero intercambiamos mails, y la promesa de ir algún día para allá. Eso se aceleró cuando una pareja de tango de Bolivia vino a Buenos Aires, estuvieron en casa, meta asadito y vino, y definimos fechas y condiciones.
Así las cosas, aparece en escena nuestro querido amigo Oscar, quien nos manifiesta que por esas fechas, andaba con ganas de hacer un viajecito a Salta, en su auto nuevo, y era una buena oportunidad, porque no, para compartir el viaje hasta Salta, luego nos separamos, nosotros seguimos en Bondi hasta Bolivia, y los Oscars se vuelven. Sonaba lógico.
Se empezó a definir el viaje, y el pobre Oscar, solito, vino con la idea de conocer Bolivia él también, con lo cual el viaje compartido se prolongaba. ( agradezco a los dioses que el tuvo la idea, verán luego por que) Cada vez mas entusiasmados con la idea, organizamos todo: papelerío del auto, vacunas contra la fiebre amarilla, mapas, etc,etc.
Y un día arrancamos hacia el norte: OG, VD, el hembraje de rigor y Fran, el benjamín.
En un día llegamos hasta La Granja, Córdoba, donde paramos a dormir en casa de una tía de Oscar, y al otro día llegamos, contentos, a Salta la linda, luego de atravesar unas deprimidas, pobres y sucias zonas de Tucumán, como un pequeño avance de lo que vendría luego. Pero en Salta todo bien. Nos alojamos en un departamento céntrico del ejército, gentilmente gestionado por el querido gral. Pampa, y durante 5 días disfrutamos Salta, a veces todos juntos, a veces por separado.
La Gringuita y yo tratamos de ir a algunas milongas, y a las infaltables peñas folclóricas, así que mal que mal, algunos tanguitos, zambas y chacareras, todo convenientemente regado con el totin y las empanadas, y la cosa funcionaba. Con el Pampa compartimos un almuerzo, y nos obsequió con una visita guiada a los cuarteles del ejercito, super interesante, con paseo en tanque y todo. Inolvidable.
Gracias Sergio “Pampa” Montero, miembro de la gran 31!!
Una de las noches en la peña, cenamos con el Gallego, nuevo salteño, que tiene escondida una chichí y no quiso traerla, el muy amargo. Pero por lo menos vino, no como el amargo de Martín, que tenía una rayita de fiebre y se quedó en la camucha. Martin trolazo! La próxima no zafás!
Esos días en Salta hicimos varias excursiones por la bellísima provincia: San Lorenzo, Cafayate, ruinas de Quilmes ( eso es Tucumán), valles calchaquíes, etc. Todo con el gran capitán OG al volante de su Palio Adventure.

Llego el día del gran desafío: encarar para Bolivia por tierra. Destino: Cochabamba. Para ello, luego de estudiar un poco los mapas, fuimos hasta Tartagal, 40 º a a la sombra, donde pernoctamos en el Casino de Oficiales del regimiento local, gracias a Dios con aire acondicionado, y a la mañana siguiente, pusimos proa a la frontera.
Y llegamos al gran país del norte! La frontera ( Salvador Mazza-Yacuiba) es un descenso a los infiernos. Uno de los lugares mas feos que he visto en mi vida ( esto después se superaría), todo sucio, pobre, desprolijo, peligroso, incierto.
El trámite de migraciones fue kafkiano. De entrada nomás me quisieron cometear, sin éxito, por la gringuita, por ser polaca. Que el pasaporte, que no, que los permisos, el sellito, el DNI argentino, etc,etc. La cosa es sacarte unos sopes por cualquier pretexto baladí.
Varias horas entre la mugre y el calor, con mal humor, simpáticamente rodeados por centenares de monchos, que, carretilla en mano, pasan 3 bolsas de productos ( azúcar, harina, porotos, etc.) en un acto de contrabando hormiga legalizado, tolerado. Cada uno de ellos, en perfecta hilera, tiene su remera con el texto “ Asociación de bagalleros Gran Chaco”, todo es público y expuesto. Se la considera economía de subsistencia, y se la permite. Naturalmente existe otro contrabando, de camiones cargados con lo que se te ocurra, autos robados, droga, electrónica, etc. Que entran por otras vías, untando convenientemente las manos de quienes debieran controlar eso. La corrupción campea a sus anchas, en todos y cada uno de los niveles.
Terminados los insufribles trámites de ingreso a Bolivia ( país hermano del Mercosur, me dijeron que era) pasamos al otro lado de la frontera: Yacuiba. Espantoso. El mismo caos, la misma pobreza.
Afortunadamente, rápidamente abandonamos la zona urbana, y encaramos hacia Santa Cruz de la Sierra, en el oriente del país, zona boscosa, subtropical. El camino era aceptable, para los parámetros bolivianos, aquí sería un camino de segunda, y en Europa una huella. Pero eso si, cada tanto, nos detenían en la ruta unos “retenes”, que eran unos misérrimos cuartuchos, con una barrera hecha de tiras de plástico viejo, donde nos cobraban peaje! Si, peaje en esos caminos chotos.
Mal que mal llegamos a Santa Cruz, donde pasamos la noche. Un buen hotel, caro para el medio local, que Oscar había detectado por Internet, con buena habitación, piscina, etc. A la mañana siguiente, bajo la lluvia, después de desayunar empezamos la verdadera aventura boliviana: rumbo a Cochabamba.
Mirando el mapa, Teresa ( Oscar´s wife) encuentra dos caminos principales, ambos en rojo, igual importancia, para unir Santa Cruz con Cochabamba. Elegimos el que parecía mas corto, y allá fuimos.
El camino era mas o menos, pero atravesaba zonas de increíble belleza natural. Montañas, selvas, valles preciosos. Con los consabidos peajes, atendidos por impresentables individuos mascando coca, ataviados con la camiseta de Messi, en patas, en sus paupérrimas “cabinas” de peaje.
Paramos a cargar combustible, en una de las pocas estaciones, horribles, que hay en el camino, y acaeció otro curro: En el surtidor, un prolijo cartel decía “ Por disposición de YPFB ( yacimientos petrolíferos fiscales bolivianos) las autos con matrícula extranjera pagan 7 bolivianos el litro de nafta.”
El precio normal es 3.5, pero después de todo 7 bolivianos es un dólar, mas o menos lo mismo que en Argentina, así que lo pagamos, sin exigir la factura. Luego nos enteramos que no existe tal disposición, que el hijo de puta ese cuelga el cartelito cuando ve venir un auto argentino, y se embolsa la diferencia.
Nos acostaron.
Bien, 100 km. Mas adelante, paramos a tomar un café ( Dios te ayude con el café) y ahí nos enteramos que equivocamos el camino! De los dos que figuraban en el mapa, uno es el camino viejo ( el nuestro) y el otro es el nuevo, mas rápido, mas seguro y el recomendable. Ya era tarde, no podíamos volver 200 km. para tomar el correcto, así que decidimos darle para adelante nomás, pero, siempre hay un pero, el camino se iba deteriorando cada vez mas hasta hacerse de un ripio medio destruido por las frecuentes lluvias y deslaves. Cierto es que el paisaje era cada vez mas bello y salvaje, pero se hacía lento y peligroso, y la hora empezaba a apretarnos. Debíamos dar nuestra primera clase de tango esa misma noche en Cochabamba, y empezábamos a dudar si llegaríamos. Faltaban 300 km. todavía, y se avanzaba lento. Las montañas y valles cada vez mas bellos, y los ranchos y collas cada vez mas pobres.
En ese recorrido pasamos por Vallegrande, la zona de selva dende peleó y murió el Che, en 1968, y había un caminito de 40 km. Que desviaba hacia La Higuera, donde esta la escuelita donde lo mataron, y que hoy es una especie de santuario de peregrinación para nostálgicos de todo el mundo que llegan hasta allí. Imagino que allí te venden remeras, llaveros, boinas, etc. Con la mítica foto de Korda. El merchandising absorbió la figura de don Ernesto, que le vamos a hacer.
Bien, como no había tiempo para turismo sesentista, seguimos hacia Cochabamba, y el camino empezaba a subir y subir, hasta llegar a los 3600 msn, paraje llamado La Siberia, la nada en medio de la nada, y ahí hay un…peaje!! Si señor, un peaje en esos caminos vergonzosos. Oscar estaba el borde de un ataque de nervios, pero luego de pagar, seguimos hacia occidente, hacia Cochabamba.

Llegamos tarde, por supuesto. Luego de ese insufrible camino, caímos en la ciudad de Cochabamba, y al no conocer, entramos con tanta mala leche, que quedamos atrapados con auto y todo en medio de una feria, llamada “ La Cancha”, que se arma miércoles y sábados. Es un océano de puestuchos horribles donde miles de cholas ofrecen a los gritos todas las mercancías imaginables: papas, cebollas, electrónica de contrabando, coca, animales, comidas indescifrables, ropa truchísima, berretadas de todo tipo y color, etc,etc,etc… Todo en el mas absoluto caos, donde se mezclan autos, gente, puestos, chicos, basura. Imposible moverse. Estas preso, y el desplazamiento es una tortura, de un par de metros cada 5 minutos, entre bocinazos, puteadas, mugre, oscuridad, pobreza. Deprimente.
Cuando logramos zafar de esa trampa de mugre y caos, hicimos un para de cuadras y comprobamos que ya estábamos una hora tarde para nuestra clase, así que paramos un taxi, trasbordamos nuestro equipaje, y ahí, en medio de la oscuridad de un barrio ignoto de la periferia de Cochabamba, nos despedimos de los Gauna. A partir de ahí, empezaba nuestra parte profesional del viaje.
Le dimos la dirección al tachero, y mal que mal, luego de yirar un poco, llegamos a la clase…una hora y media tarde!
Todos los alumnos estaban esperando, así que luego de mil disculpas y explicaciones de nuestro atraso, dimos la clase al toque, con la ropa del viaje puesta, así nomás.
Dos horas después, hechos polvo del cansancio de todo el día, nos llevaron a cenar y a nuestro alojamiento, y ahí empieza otra historia, otra cara de Bolivia.

Bolivia I

El grupo de alumnos de tango pertenece a lo que podríamos llamar la clase media, que en Bolivia supongo alcanza al 5% de la población. De golpe desaparecieron los indios, los monchos, los collas.
Casi todos profesionales en actividad, abogados, arquitectos, ingenieros, médicos, viven muy bien. Casas y autos de primera, cada día nos llevan a comer a diversos restaurantes, o en las mismas casas.
Nos alojaron en una casa de lujo, con todo lo imaginable, de un matrimonio de arquitecta e ingeniero, y como siempre nos “blindaron” en una burbuja de lujos y comodidades, así que perdimos contacto con la Bolivia de la calle, excepto por lo que veíamos a través de los vidrios del auto, cuando íbamos de acá para allá, entre clases, shows, televisión, etc.
Así pasamos 4 días en Cochabamba, alternando trabajo y turismo, como siempre. Conocimos el Cristo de Cochabamba, el mas grande del mundo, y algunas comidas rarísimas, que jamás me animaría a comer solo, pero estábamos guiados e invitados por los locales, a cual mas amable y solícito.
De todas maneras, reconozco que las comidas bolivianas no son para un menú de lujo de un restaurant de Puerto Madero, precisamente. Ejemplos de cosas que comimos:

1) Anticucho. Es una brochette de cachos de corazón de vaca, convenientemente ensartados en un rayo de bicicleta (sic) y sazonado con una salsa “llajua”, que es picante estilo Chernobyl.
2) Sillpancho. Un cacho de carne aplanado a mazazos, que parece una oreja de elefante, bajo la cual se esconden maíz, papas, hongos, y todo lo que encuentra en la cocina. Obvio con la llajua.
3) Pique Macho. Esto es rejunte sin miramientos. Cachos de carne, verdura, papa, mandioca, chuño, ajíes, todo cortadito chico, saltado en un aceite de origen incierto y regado con la omnipresente salsa que pica como la hostia.
4) Chicharrón. No es lo que yo conocía como chicharrón. Se trata de un cacho de chancho cortado con hacha, con piel, hueso y lo que venga, frito en 4 aceites distintos. Se frie sucesivamente en 4 sartenes con teóricamente diversos aceites. Mejor no preguntar mucho acerca de cuantas veces se usó ese aceite antes.

Eso lo comimos con cerveza negra, y al otro día la gringuita volcó. Ella come y toma lo que venga, pero todo tiene un límite, y finalmente se pasó 24 horas en cama, tomando te de coca ( eso esta bueno)
Y zafo. A medias, pero zafó.
Bueno, finalmente terminamos las clases en Cochabamba, y el ultimo día, gran milonga gran, con show y todo en un palacio tan increíblemente bello, lujoso hasta la impudicia, super exclusivo para socios, llamado club social. En Bolivia II , mas abajo, daré mas detalles.

Tras despedidas, lágrimas, promesas de regreso, etc, nos subimos a una “flota”, que es como aquí les llaman a los ómnibus, y emprendimos el viaje de 8 horas hasta La Paz, nuestro próximo destino.
Salimos de Cochabamba, ubicada a 2500 msn., enclavada en un valle en Los Andes, y empezamos a subir, a subir, hasta los 4000 msn, donde el micro empezó a recorrer una pampa, un plano perfecto, rodeado de montañas no muy altas, a la vista. Es el famoso altiplano. Después de atravesarlo casi todo, se llega a una populosa ciudad, llamada El Alto, donde esta el aeropuerto internacional. Hemos visto lugares feos en este viaje. Muy feos, horribles. Pero nada se compara con El Alto. Un conglomerado de casas invariablemente de ladrillos huecos, todas sin revocar ni pintar, para pagar menos impuestos,
Atravesadas por calles sin veredas, sin absolutamente ningún árbol o planta, y todo impregnado de la mugre mas espantosa. Perros muertos, o casi, basura por doquier, collas vendiendo porquerías en cualquier lado, todo caótico. Viven allí un millón de habitantes, en una pobreza extrema. Y en el medio del barro y la podredumbre, ves algunas 4x4 de 80000.- U$S, conducidas por cholos con las patas llenas de barro, llevando unas gallinas flacas. Las decoran con horrendo gusto, llenándolas de banderines, muñequitos, calcomanías, etc. Pero valen como 100 lucas verdes! De donde sale esa mosca? Del contrabando y de la droga, dos de los cánceres de la sociedad boliviana.
Y sin embargo El Alto no es una villa. Tiene un diseño urbano. Hay calles, plazas, ríos, puentes. A cual mas feo y deprimente, pero los hay. Hace 40 años no existía. Una gran crisis minera, que dejo en bolas a miles de obreros de Oruro y Potosí, los empujó, en medio de la miseria mas atroz, a la ciudad, a La Paz. Pero claro, al llegar sin una moneda, no podían vivir en La Paz, donde los terrenos eran inalcanzables para ellos, entonces se quedaron al ladito, en el altiplano seco, vacío y miserable, y 500 metros mas alto. Y así se fue haciendo esa horrenda ciudad.
Inmediatamente de atravesado El Alto, el ómnibus desciende unos 500 metros por los valles andinos y se llega a La Paz. Es otra cosa. No te diré que es Ámsterdam, pero luego de El Alto cualquier cosa es linda. Además, como toda ciudad construida en la montaña, tiene vistas maravillosas ( de lejos), laderas cubiertas de casas, que de noche se encienden como un río de brasas que cubre las laderas.

Aquí en La Paz nos esperaba la gente del Tango Club, y como siempre nos alojaron en un enorme y cómodo aunque no lujoso departamento para nosotros solos. Vino muy bien ese estar solos un poco.
Cada día dimos las clases en una universidad, un salón precioso.
Y acá entra en escena otro miembro de la 31! Gustavo García, el querido orejón, es el cónsul argentino en La Paz. Así que lo contactamos, y muy amablemente nos invitó a su casa, y a cenar en un restaurant muy concheto, donde tuve la oportunidad de comer las famosas truchas del lago Titicaca.
Compartimos una bella noche con Gustavo y su simpática esposa, Nora, y los invitamos para el show nuestro del viernes, en La Paz, y vinieron nomás, lo cual le agradecemos también, pues su presencia contribuyó a realzar aun mas esa noche de tango en La Paz. Gracias Nora y Gustavo!
Mientras trabajábamos en La Paz, reconectamos con Oscar y flia. Que por las suyas también habían venido a la capital boliviana. Hicimos cortos paseos juntos, algunos almuerzos, con Oscar a punto de suicidarse, porque claro, ellos estaban solos, como turistas, sin la “protección” de nuestros tangueros, y la verdad sea dicha, Bolivia no es un país fácil. Como simple anécdota, a Oscar lo sacaron a las 7 de la mañana de su hotel, con la policía de migraciones, para pedirle sus papeles de ingreso a Bolivia!!
Buscaban coima, por supuesto, como todo en Bolivia. A una familia de turistas, con un pibe, en un hotel caro, sacarlo de la cama a las 7 de la mañana, como a un delincuente!!
Remember parque indoamericano? Seguro que todas los bolitas estaban perfectamente documentados, no?
Luego del show final en La Paz, tuvimos unos días de turismo: Tiwanaku, lago Titicaca, frontera peruana, valle de la luna ( muy espectacular), etc.
Y claro, luego de 12 días en Bolivia, comiendo esas cosas raras, yo también volqué. Un día y una noche en cama, solo con te de coca, corriendo al baño cada 20 minutos, etc. etc. Zafé.
Y como todo se acaba, llegó el día de volver. Las rutas de todo el país estaban destrozadas por las lluvias. Volver a Buenos Aires en flota son 50 horas !!, y eso si se puede pasar, y además la frontera. Para matarse. Solución: volvemos en avión. En un par de horas aterrizábamos en Ezeiza.
Que lindo volver, carajo!!

Bolivia II

A esta Bolivia, constituida quizás por el 0.5 % de la población, no hemos tenido acceso. Como todo país pobre, existe aquí una pequeña clase, muy pequeña, que no la cuenta, la pesa. Son los dueños de las riquezas naturales del país, que son muchas y muy importantes. Desde siempre culo y calzoncillo con el poder político, militar, eclesiástico y corrompiendo a quien de lugar, estos grupos son los verdaderos dueños de Bolivia.
Ya en los tiempos de la colonia, la codicia española le echó el guante a Bolivia por sus increíbles riquezas de oro y plata.
Con el chamuyo de la fé católica en una mano, y la espada en la otra, han rapiñado todo lo que pudieron. De esos tiempos data el dicho popular “vale un Potosí”, en alusión a las enormes riquezas que estas montañas ocultan.
Obtenida la independencia política, Bolivia siguió dominada, desde el punto de vista económico, por un puñado de familias. La vieja historia de Latinoamérica.
El río de dinero que producía la salitre, hábilmente explotados por capitales chileno-británicos en el siglo XIX ( dicho sea de paso, esto les costó la salida al mar) fue sucesivamente alimentado por nuevas explotaciones. El estaño, con la familia Patiño a la cabeza, el cobre, el Wolfram o algo así, el petróleo, el gas, y últimamente la coca, el litio la soja y el contrabando, derraman millones de dólares en las cuentas de los pocos terratenientes que hoy explotan esos recursos.
Bolivia es rica, pero los bolivianos son pobres. Un 66 % de ellos en extrema pobreza. Una imagen que me contaron relata un negrito escuálido y miserable, envuelto en la bandera tricolor de Bolivia, pidiendo limosna sentado en una silla de oro.
Esa riqueza ultra concentrada, hoy está diseminada en bancos del extranjero, inversiones, sociedades anónimas, etc., pero no hace mucho tiempo, la exhibición era más obscena, mas impune y descarada. De esos tiempos viene por ejemplo el palacio de nuestro show en Cochabamba, delirio de mármoles, bronces, vitrales, obras de arte, pisos de roble, etc,etc, todo diseñado y producido en los mas caros talleres de Francia e Inglaterra y traído luego hasta Cochabamba! En medio de la selva! Hace 100 años!
Eso significaba llevar todo en barco hasta Buenos Aires, y luego a lomo de mula, hacer 2000 km. Por los mas inhóspitos parajes, sin caminos ni comunicaciones, hasta allá. Mirá si había guita!

Otro ejemplo es el club de tenis de La Paz, donde nos invitaron a cenar un día. Una selección de los mas conchetos salones, piscinas, canchas de tenis, jardines, etc, desde los cuales se ven las laderas pobladas de La Paz, habitadas por gente que jamás pisaron ni pisarán ese club. La élite aislada en su gheto de poder y dinero.

Bolivia III

Dos tercios de los bolivianos son pobres, muy pobres. Un 40 % de ellos estan directamente en la zona de peligro de subsistencia. Por todo el pais se ve, en vivo y en directo, la miseria en todas sus expresiones: la ignorancia, el recelo, la mendicidad, la corrupción.

Los grupos étnicos de Bolivia viven en compartimientos casi herméticos, no se mezclan. Un 70 de cholos, o sea indios, viven y se socializan solo entre ellos. Los blancos son de alguna manera “enemigos”, o al menos distintos. Y lo mismo piensan los blancos. Discriminan abiertamente al monchaje, aunque paradójicamente, el presidente es un indio que impulsó leyes de supuesta integración, por las cuales no se puede llamar indio al indio, ni cholo al cholo, sino la alambicada frase de “pueblos originarios”. Una hipocresía que no hizo sino aumentar los recelos y las distancias entre los habitantes. Del mismo tenor es el nombre oficial del país. Ya no es la República de Bolivia, sino

“ Estado plurinacional de Bolivia” Una demagógica postura para la gilada.

A lo largo de las rutas, si pueden llamarse así, por todo el país, podés ver la miseria y el atraso. Incontables ranchos de adobe, sin ventanas ni puertas, solo un agujero para entrar, donde malviven cholos que tiene por ahí algunas ovejas o chanchos, en una economía básica cercana al trueque.

Ni hace falta aclarar que en esos parajes perdidos, hay fiebre amarilla, cólera, dengue y otras linduras.

Las condiciones higiénicas y sanitarias son de un nivel alarmantemente primitivo, y las consecuencias las pagan, como siempre, los mas pobres. O sea la mayoría.

Pero eso si, cuando llega el carnaval, nadie sabe de donde, aparece el suficiente dinero para pagar costosos y coloridos trajes, brillos, música y obviamente alcohol, durante ese tiempo se desbocan las pasiones y la joda, quizás queriendo olvidar las miserias de todo el año. Podrá faltar plata para la comida o la leche de los pibes, pero para el carnaval siempre hay.

Otra contradicción que baja desde las altas esferas del poder político: el manejo de la coca.

Resulta que el compañero Evo, en la presidencia del ispa, fue un dirigente cocalero, o sea los campesinos que cultivan la hoja de coca. Y que se hace con las hojas de coca? Oficialmente, se usa para mascar, un milenario uso, creo que se llama aquicuyo, para el te de coca, algunos remedios tradicionales, usos rituales, etc. Para todo ello creo que con 1000 hectáreas alcanza y sobra. Sin embargo hay en el Chapare, región boscosa de Bolivia, miles y miles de hectáreas sembradas.

A donde va tanta coca? A la droga, por supuesto. Se cosecha, se procesa, se refina y se exporta a los centros de consumo mundial ( EEUU a la cabeza). Esto lo saben todos: Evo, la DEA, los campesinos, la policía, los políticos, etc. Pero todos se hacen los giles. Demasiada mosca gira alrededor de esas hojitas, suficiente para comprar las voluntades de quien sea. Y todo el tiempo se habla en los medios de la lucha de Bolivia contra la droga. Una comedia nacional con muchos millones de actores.

Algo similar sucede con el contrabando. Un pais enorme, con fronteras salvajes, sin control, corrupto, es un colador por donde entra y sale lo que se te ocurra, sin ningun tipo de control.

Ejemplo ridículo: el costo de la nafta esta subvencionado. El litro vale 0.50 U$S, la mitad de lo que cuesta en los países limítrofes, entre ellos el nuestro.

Entonces, es un buen curro comprar en Bolivia y vender afuera, obvio. El estado gasta millones en financiar el ilegal negocio de los contrabandistas! Que sentido tiene subvencionar la nafta, en un pais donde solo tiene auto una pequeña minoría? Millones de miserables le pagan la nafta a los ricos con auto y a los contrabandistas. Cada vez entiendo menos.

Esta situación, absurda por donde se la mire, tiene que terminar. Eso habrá pensado Evo, cuando en diciembre anuló los subsidios, y la nafta aumentó de un día para otro un 82 %. Fue tal el quilombo que se armó, que el gobierno tuvo que recular y anular la medida. Pero el daño estaba hecho, muchos precios subieron, y ya no bajaron, y el gobierno salió debilitado de esa estúpida maniobra. Todos perdieron.

En la ciudad, si bien la miseria no es tan visible como en las zonas rurales, tampoco es Londres. La Paz es un infierno de calles invariablemente en pendiente, de 30, 40 o mas grados, que suben o bajan, siempre. Esta construida en las montañas, lindo lugar para andar en bicicleta. El tránsito es un caos, que ríete de Buenos Aires. Miles y miles de pequeños minivans, que hacen las veces de bondis, se enroscan en un infierno de cruces, adelantamientos, bocinazos, puteadas. Los semáforos y policías son mas bien decorativos, nadie les da realmente pelota. Sumale a eso taxis, motos, peatones y autos particulares, todos con el mismo sentido caótico. Y cuando llueve, todo empeora. Las calles, con esas terribles pendientes, se transforman en caudalosos ríos de agua marrón, que huyen hacia abajo arrastrando a su paso mugre, botellas, restos de todo, y a veces, coches y gente.

El subsuelo de esta ciudad está surcado por cerca de 300 ríos ( si, 300) en su mayoría entubados, que impiden cualquier obra de subte, aparte de la orografía andina hipercomplicada.

En fin, creo que quedó claro que Bolivia no es un país fácil. Quizás allí se encuentre la explicación, de porque tantos y tantos nativos de aquí tratan, y logran, vivir en la Argentina, de la que nosotros tanto nos quejamos.

Para nosotros, fue una experiencia positiva, un hito más en el largo recorrido que este trabajo nuestro nos ofrece. Bolivia y Suecia, Ucrania y Chile, etc, todo sirve para tratar de comprender un poco mas este planeta demente donde nos tocó vivir.

Será hasta la próxima, sabe Dios donde…