El domingo vinieron nomas nuestros alumnos Ivana y Martin a buscarnos con su conchetisima camioneta Opel Zafira. Tomamos algun vino mas en lo de Achim y Jana, nos despedimos de ellos y de PRAGA y salimos para Linz, Austria.
Este matrimonio de tangueros veteranos es checo, pero en los anos sesenta huyeron de lo que entonces era Checoslovaquia, para instalarse y hacer una nueva vida en "occidente", o sea Austria. Son muy buenos bailarines, y cada tanto viajan por Europa buscando las milongas y las clases de tango que les agradan.
Desde Praga a Linz hay mas o menos 250 km., de agradables paisajes ondulados. Ondulados cada vez mas, pues nos vamos acercando a los Alpes austriacos, aunque todavia no estamos en ellos.
Cae la noche a medida que nos acercamos a la frontera checa-austriaca, y el crepusculo dibuja de naranja el horizonte campestre, la primavera perfuma el aire de los bosques cada vez mas espesos, y el fresco de la noche es una tentacion para asomar el morro por la ventanilla, como esos perros que cuando les djan 5 cm. de ventanilla baja, asoman el hocico para sentir el golpe del aire en la cara.
A eso de medianoche llegamos a Linz (sobre el Danubio). Es una ciudad de 300000 habitantes, recostada, como dice el nombre, sobre el Danubio, con un parque industrial importante, tan es asi que tiene la tasa de desempleo mas baja de toda Austria.
Desde la altura de los modestos cerros que la rodean, se aprecia el paisaje nocturno de millones de luces, tal como ocurre en toda ciudad que tenga un mirador alto para observarla.
No es una ciudad extremadamente bella ( tampoco fea) y se vive con relativa calma. No tiene ni de lejos el caos de las mega ciudades. Todo parece transcurrir lenta y pacificamente, como las aguas del Danubio.
No lejos de aqui, esta el delicioso pueblito de Braunau am Inn, donde los ninos juegan despreocupadamente en las calles. Hace 120 anos, tambien habia ninos jugando alli, uno de ellos se llamaba Adolfo Hitler. El pequeno guanaco crecio alli, mas tarde vino a Linz para estudiar arte y arquitectura, hizo sapo y se fue a Alemania. Lo que sigue es conocido: buscavidas-soldado-politico-dictador demencial que cambio (para mal) la historia del mundo.
Cada tanto aparecen por ahi algunos retardados con la cabeza rapada, svasticas tatuadas y ropa de cuero negro que anoran melancolicamente al führer que palmo en 1945.
Tampoco lejos de aqui esta Graz, otra linda ciudadita alpina donde aparecio hace ya un tiempito una bestia del fisico culturismo, que recorrio la siguiente trayectoria: mister mundo- actor de peliculas imbeciles tipo Terminator- comediante mas que digno- politico-gobernador de California ( USA). Se llama Arnold Schwarzeneger, y la verdad es que debo reconocer que todo lo hizo bastante bien, por lo menos le fue mejor que a Adolfito.
Aca en Linz hemos dado clases a un reducido grupo de tangueros, pero de un nivel sorprendentemente alto. Todos son buenos! Que diferencia con Praga! Las clases son hiper intensas, bien pagas, y son muy buenas, tanto para los alumnos como para nosotros mismos, pues la exigencia es alta y nos obliga a esmerarnos.
Uno de los problemas que hay en estas giras es la comida, por lo menos para mi.
Resulta que yo debo pesar, para estar 10 puntos, no mas de 100 kg. Mi objetivo permanente es 99. Pues siempre estoy zarpado 5,6,7 kg. No es mucho, pero lo siento. Y lo que sucede es simple: todo el mundo nos invita a todo, nos ofrece lo mejor de cada sitio en comidas, vinos, cervezas, postres, licores, etc,etc,etc...
Le hinco el diente a todo, pero trato al menos de regularlo, porque las tentaciones son muchas, y permanentes. Aca estamos en Austria, donde Ivana cocina espectaculares recetas de la cocina checa y austriaca, con rios de cerveza, unos fiambres que no se pueden creer y pancitos variados con quesito, manteca, salsas de sabe Dios que, todo para engordar.
Los postres no son mi debilidad, prefiero mil veces una picada con cerveza a algo dulce, pero ella prepara un Strudel de manzana, con crema y helado, que te hace cambiar de idea, pero todo engorda, puta madre!
Le hinco el diente a todo, pero trato al menos de regularlo, porque las tentaciones son muchas, y permanentes. Aca estamos en Austria, donde Ivana cocina espectaculares recetas de la cocina checa y austriaca, con rios de cerveza, unos fiambres que no se pueden creer y pancitos variados con quesito, manteca, salsas de sabe Dios que, todo para engordar.
Los postres no son mi debilidad, prefiero mil veces una picada con cerveza a algo dulce, pero ella prepara un Strudel de manzana, con crema y helado, que te hace cambiar de idea, pero todo engorda, puta madre!
Una de las noches, un amigo de nuestros anfitriones, nuevo empresario enriquecido subitamente, nos invito a “ asado” en su casa, tremendo jardin donde alrededor de un fuego espectacular asamos y comimos diversos tipos de fiambres y carnes, todo rociado con vinos de aquellos. La noche estrellada y el aire de julio se combinaron de maravillas para zarparse un poquitin con la botella, que le vamos a hacer...
La cosa es que aca en esta ciudad de nombre imposible, estamos practicamente de cortas vacaciones, y nuestros anfitriones nos llevaron a pasear por tres increibles lugares de los alpes austriacos: Gmunden, Sant Wolfgang y Salzburgo. Cada uno de ellos llenos de maravillas naturales: las imponentes montanas, lagos cristalinos y frios, bosques infinitos, con una atmosfera similar a nuestra bella patagonia andina, solo que se ve mucho mas la mano del hombre, todo esta intervenido, “mejorado” por el trabajo humano.
Y hablando de mejorado, la ultima noche en Chequia nos invitaron a tomar la mitica cerveza Velvet, de manufactura local, 18 grados de alcohol ( el triple que lo normal), poco gas, cremosa y helada: una delicia suave y sabrosa. No se nota su grado de alcohol, lo que la hace bastante peligrosa.
Finalmente se acabaron los dias en Chequia, y de vuelta a Praga en la misma camioneta concheta que nos trajeron. Un dia en casa de Achim y Jana, donde como siempre somos bien recibidos y mejor atendidos, aproveche para cortar el pasto del parque porque me gusta hacerlo, nomas, y a la noche finalmente nos subimos al tren que nos llevaria, luego de 10 horas, a Varsovia.
La cosa es que aca en esta ciudad de nombre imposible, estamos practicamente de cortas vacaciones, y nuestros anfitriones nos llevaron a pasear por tres increibles lugares de los alpes austriacos: Gmunden, Sant Wolfgang y Salzburgo. Cada uno de ellos llenos de maravillas naturales: las imponentes montanas, lagos cristalinos y frios, bosques infinitos, con una atmosfera similar a nuestra bella patagonia andina, solo que se ve mucho mas la mano del hombre, todo esta intervenido, “mejorado” por el trabajo humano.
Y hablando de mejorado, la ultima noche en Chequia nos invitaron a tomar la mitica cerveza Velvet, de manufactura local, 18 grados de alcohol ( el triple que lo normal), poco gas, cremosa y helada: una delicia suave y sabrosa. No se nota su grado de alcohol, lo que la hace bastante peligrosa.
Finalmente se acabaron los dias en Chequia, y de vuelta a Praga en la misma camioneta concheta que nos trajeron. Un dia en casa de Achim y Jana, donde como siempre somos bien recibidos y mejor atendidos, aproveche para cortar el pasto del parque porque me gusta hacerlo, nomas, y a la noche finalmente nos subimos al tren que nos llevaria, luego de 10 horas, a Varsovia.
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